Recuerdos...
Bien sabemos todos que uno no sabe que era feliz hasta que no recuerda que lo fue, porque, generalmente, no siempre, no nos damos cuenta que estamos siendo felices. Vaya suerte la del ser humano.
Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.
¿Por quĂ© será que los dichos antiguos siempre tienen la razĂłn?
Simple, porque la vida termina en un cĂrculo, y el final es dĂłnde partĂ.
Y no lo digo yo, eh, que lo dice un filĂłsofo que ahora mismo no recuerdo (vaya paradoja)
Pero, ¿Son tan buenos los recuerdos como están en nuestra mente?
Quizás sĂ, quizás no. Dicen las malas lenguas que la nostalgia es una mentirosa, porque, por algo salimos del lugar en el que estábamos. Aunque me atrevo a poner en duda ese argumento.
Quizás salimos porque asĂ lo quiso el destino y nosotros no tenĂamos ni una posibilidad de cambiar lo que por destino está escrito. No todo fin tiene que ser malo.
Pero, ¿QuĂ© es realmente la nostalgia? ¿Extrañar lo que algĂşn dĂa fuimos o enojo por no disfrutar como es debido?
Nariz.
No sĂ©, y tampoco quiero saber, porque, el ignorante vive feliz sin saber, y la verdad, yo no quiero saber si me lastĂma.
Aunque cuando uno deja de lado la ignorancia, siente el peso del saber, y carga con el peso de no haber visto.
SĂ© que esta entrada es poco clara, y no estaba para nada planeada, simplemente tenĂa ganas de escribir algo...
Hola
ResponderBorrarCuál crees que sea tu mejor recuerdo?
Te voy a contar el cuento del pingĂĽino.
A pesar de estar atrapado en el zoológico, el pingüino siempre se siente triste. Pero él no sabe por qué.
Aunque tiene comida y todo lo necesario para sobrevivir, no puede vivir por mucho tiempo. Los primeros dĂas se golpea a sĂ mismo, hasta que finalmente pierde el control. Con el paso del tiempo, se vuelve evidente que el pingĂĽino no es tan diferente de nosotros.
Primero, se siente tan solo que preferirĂa morir antes que seguir asĂ. Luego, la soledad lo enloquece hasta el punto de hacerse daño.
Con el tiempo, le ponen trajes para que baile. Lo entrenan para entretener a otros, para hacer lo que esperan de él.
Pero algo sucede. Un dĂa, el pingĂĽino se mira en el espejo y se da cuenta de que todo lo que ha hecho no es parte de su verdadera naturaleza. Hay algo más allá.
Esto no solo le pasa al pingĂĽino; le sucede a personas de todo el mundo. Abogados, policĂas, polĂticos… A pesar de que sigan las reglas del mundo humano, al final del dĂa se sienten perdidos. Porque, al igual que el pingĂĽino, no están haciendo aquello para lo que realmente vinieron.
Todo lo que ha creado el hombre es, en realidad, lo opuesto a lo que debĂa hacer.
TĂş eres como un pingĂĽinito.
Tal vez, en el pasado, vivĂas de acuerdo con tu verdadera naturaleza, pero con el tiempo te pusieron una corbata, igual que al pingĂĽino.
Y es por eso que en los recuerdos del pingĂĽino habĂa más vida que ahora.
Porque en sus recuerdos tenĂa más sentido jugar con los demás pingĂĽinos y abrazarlos que todo lo que hace ahora.
Vivimos en un mundo que actĂşa como si fuera el verdadero, pero no lo es. Y, al igual que el pingĂĽino, la Ăşnica manera de sobrevivir no es adaptarnos a este mundo, sino encontrar el nuestro.
Solo mira
Enverdad crees que este es el verdadero mundo? O eres como un pinguito que sabe que hay algo más allá?